Pensar en desinventar la tecnología, en renunciar a su desarrollo o en legislar para que no sea utilizada es sencillamente estúpido, irresponsable y retrógrado. La excusa de la preservación de los puestos de trabajo es cortoplacista y perdedora.
Pensar en desinventar la tecnología, en renunciar a su desarrollo o en legislar para que no sea utilizada es sencillamente estúpido, irresponsable y retrógrado. La excusa de la preservación de los puestos de trabajo es cortoplacista y perdedora.